Ejercicio 3 (primera parte tarea para clase 26/4):
Instrucciones
- Buscar un lugar donde se pueda estar solo y que se pueda trabajar sin interrupciones durante, por lo menos, unos veinte minutos. Lo ideal es dejarse llevar por el dibujo, prescindiendo de la variable tiempo. Si es necesario, poner un despertador para no tener que preocuparse por lo minutos transcurridos, una tarea del hemisferio izquierdo.
- Colocar un papel sobre la mesa y pegarlo con cinta adhesiva en una posición que parezca cómoda. Esto es necesario para evitar que el papel se mueva mientras se dibuja. Como se va dibujar la propia mano -la izquierda si dibuja con la derecha, la derecha si es usted zurdo- colocarse de manera que la mano que sujeta el lápiz esté lista para dibujar sobre el papel.
- Volver la cara en dirección contraria a la hoja, mirando a la mano que tiene que copiarse. Apoyarla en algún sitio, porque se tendrá que mantener la misma posición durante bastante tiempo. Se va a dibujar la propia mano sin poder ver lo que se está dibujando (ver figura arriba). El mirar hacia otro lado es necesario por dos razones: primero, para enfocar toda la atención en la información visual, y segundo, para no dedicar ninguna atención al dibujo, lo cual podría dar suelta a los viejos patrones simbólicos aprendidos en la infancia acerca de “cómo dibujar manos”. Sólo se debe dibujar lo que se ve (a la manera espacial del modo-D) y no lo que se sabe (a la manera simbólica del modo-I). Volver la cabeza es necesario porque el impulso de mirar el dibujo es casi irresistible al principio. Si se dibujara en la posición normal, aún diciéndose “no pienso mirar”, pronto se estaría echando vistazos furtivos con la esquina del ojo. Esto reactivaría el modo-I y frustraría el propósito del ejercicio.
- Ya en posición girada, enfocar la mirada en alguna parte de la mano y percibir un borde. Al mismo tiempo, colocar la punta del lápiz sobre el papel, procurando no estar demasiado cerca de los bordes del mismo.
- Muy lentamente, avanzando de milímetro en milímetro, recorrer con la mirada el borde de la mano, observando cada minúscula variación u ondulación de la línea. Al mover el ojo mover también el lápiz, con la misma lentitud, tratando de registrar las ligeras variaciones que la vista va encontrando en el borde. Deberá convencerse de que la información procedente del objeto observado (la mano) es minuciosamente percibida por los ojos, y simultáneamente registrada por el lápiz, que registra todo lo que se ve en cada momento.
- No volverse a mirar el papel. Observar la mano y dibujar poco a poco los bordes que se ven. Al mismo tiempo se tomará consciencia de la relación de ese contorno con la complicada configuración de contornos que es la mano entera.
- Se puede entrar y salir de los contornos, pasar de uno a otro y volver otra vez al primero. No preocuparse por si el dibujo parecerá o no una mano. Probablemente no lo parecerá, porque no es posible controlar las proporciones. Al reducir las percepciones a pequeños fragmentos cada vez, se aprenderá a ver las cosas exactamente como son, tal como las ven los artistas.
- Procurar que el movimiento del lápiz coincida exactamente con el movimiento del ojo. Quizás uno u otro trate de adelantarse, pero no permitir que eso suceda. Tiene que registrarse cada punto en el mismo instante en que se lo ve. No detenerse: continuar a un ritmo lento y uniforme. Al principio, se puede sentir incómodo pero continuar, haciendo caso omiso al deseo de abandonar esta “tarea tan difícil como inexplicable, tonta, inútil, etc”. Persistir. Ignorar tanto estas como otras quejas, son protestas del hemisferio izquierdo. Poco a poco se acallarán y la mente quedará tranquila. El dibujo será un bello registro de las profundas percepciones. Y no importa si parece o no una mano. Lo que se desea es registrar las percepciones.
Después de acabar: Pensar en cómo se sentía al empezar el ejercicio, en comparación con cómo se sentía más adelante cuando estaba enfrascado en el dibujo. ¿Cómo era ese estado? ¿Se perdió usted la conciencia del tiempo? ¿Se enamoró de lo que veía? Si volviera a ese estado alternativo, ¿lo reconocería?
Si no se experimentó un claro cambio al modo-D con este su primer dibujo, paciencia. Los hemisferios izquierdos de algunas personas son muy persistentes, o tal vez no se atreven a dejar el control en manos del derecho.
Ejercicio 3 (segunda parte en clases 26/4): Dibujo de contornos puros:
Instrucciones
- Colocar un papel sobre la mesa y pegarlo con cinta adhesiva en una posición que parezca cómoda. Esto es necesario para evitar que el papel se mueva mientras dibuja.
- Elegir un objeto para dibujar y sostenerlo con la mano contraria a la que efectuará la tarea.
- Volver la cara en dirección contraria, mirando el objeto que será copiado sostenido en la mano. Colocarse en una posición cómoda y relajada ya que deberá mantenerse esta postura por un largo lapso de tiempo, sino cree poder aguantarlo en la mano, apoyarlo sobre una superficie lisa. Como con la mano, el dibujo se hará sin poder ver lo que está dibujando (volver la cabeza es necesario porque el impulso de mirar el dibujo es casi irresistible al principio. Si se dibujara en la posición normal, aún diciéndose “no pienso mirar”, pronto se estaría echando vistazos furtivos con la esquina del ojo. Esto reactivaría el modo-I y frustraría el propósito del ejercicio).
- Ya en posición girada, enfocar la mirada en alguna parte del objeto y percibir un borde. Al mismo tiempo, colocar la punta del lápiz sobre el papel, procurando no estar demasiado cerca de los bordes del mismo.
- Muy lentamente, avanzando de milímetro en milímetro, recorrer con la mirada el contorno, observando cada minúscula variación u ondulación de la línea. Al mover el ojo mover también el lápiz, con la misma lentitud, tratando de registrar las ligeras variaciones que la vista va encontrando en el borde. SER MINUCIOSO. Que la información percibida por los ojos, sea simultáneamente registrada por el lápiz, que registra todo lo que se ve en cada momento.
- No volverse a mirar el papel. Observar el objeto y dibujar poco a poco los bordes que se ven. Al mismo tiempo adquirir consciencia de la relación de ese contorno con la complicada configuración de contornos que es el objeto entero. Se puede entrar y salir de los contornos, pasar de uno a otro y volver otra vez al primero. No preocuparse por si el dibujo parecerá al objeto, es más, no lo parecerá, porque no es posible controlar las proporciones. Al reducir las percepciones a pequeños fragmentos cada vez, se aprenderá a ver las cosas exactamente como son, tal como las ven los artistas.
- Procurar que el movimiento del lápiz coincida exactamente con el movimiento del ojo. Quizás uno u otro trate de adelantarse, pero no permitir que eso suceda. Tiene que registrarse cada punto en el mismo instante en que se lo ve.
- No detenerse: continuar a un ritmo lento y uniforme. Persistir. Ignorar las quejas, son protestas del hemisferio izquierdo. Poco a poco se acallarán y la mente quedará tranquila. El dibujo será un bello registro de las profundas percepciones. Y no importa si parece o no a lo observado. Lo que se desea es registrar las percepciones.
¡ATENCIÓN! Para martes 3/5 tomar un objeto y hacer un ejercicio de tarea.
VER en INSTRUCCIONES " segunda parte"
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